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Etxahun

    (1786-1862)

 

        Como era costumbre, Piarres Topet fue conocido con el nombre de su casa natal. Hijo de buena familia y enamorado de una aldeana pobre, tuvo que casarse por la fuerza con una rica heredera que lo engañaba. Furioso de celos, Etxahun intentó vengarse en el amante de su mujer, matando, en un equívoco fatal, a su mejor amigo. Ello le llevó a la cárcel y posteriormente al destierro. Desheredado y marginado, cantó sus desgracias en una vida errante por las montañas de Zuberoa. Sus poemas discurren entre lo autobiográfico y lo satírico, en un lenguaje poco pulido, pero siempre original y expresivo. En los últimos años de su vida, muerta la esposa, fue admitido en su casa. Para entonces la fama de Etxahun llegaba a casi todo el País Vasco, y era llamado a cantar en numerosas fiestas y actos conmemorativos. En estos años, además de improvisar versos, su ocupación favorita fue enseñar a leer a los niños. Dejó numerosos cuadernos escritos que su familia se encargó de quemar. Lo que ha llegado hasta hoy ha sido a través de transcripciones de la época y por transmisión oral.

 

SOMOS MUCHOS LOS DESDICHADOS

        Etxahun , 1827

 

 

Somos muchos los desdichados en el mundo,

Pero nadie que lo sea tanto como yo

Queriendo ser dueño de mi propia propiedad

Me cayeron diez años de cárcel.

 

Los animales del desierto, por miedo de la gente

Toman la precaución de ocultarse;

Yo, desgraciado de mí, les imito llorando

A fin de poder conservar mi triste vida.

 

El día que cumplí veintidós años

Me casé para mi desgracia

Puedo asegurar que ella traía

Oculta en su regazo la cuerda para colgarme.

 

Cuando me dí cuenta de lo que había adquirido,

Quise corregirla por la fuerza;

Sus poderosos parientes tomaron partido por ella

Y a mí, siendo inocente, me metieron en la cárcel.

 

Mi padre estaba enconado contra mí,

Por eso tomé por esposa una mujer de su gusto,

Pero toda la familia estaba desunida:

Se repartieron los bienes y me metieron en la cárcel.

 

Llevo estos diez años como un esclavo,

La mitad preso y la otra mitad peor;

Todo comenzó a causa de los celos,

Me he vuelto insensible sin pretenderlo.

 

Tú, mi vecino, tenías tu propia esposa,

Para dejar en paz a la mi débil mujer.

Otro se ha llevado el disparo que te estaba destinado,

Pero algún día te llegará tu suerte.

 

Esposa mía, bienamada y débil

¿Qué es lo que ha hecho perder el sentido?

Tu has hecho que me pierda yo y que se pierda mi casa

Deshaciendo la familia.

 

Puedo demostrar ante cualquiera

El escándalo en que viviste:

Has provocado la pérdida de dos hombres,

Y has mancillado tres hermosas criaturas.

 

La prueba apareció en mi ausencia,

¡Cuán fielmente empleó el tiempo!

Ello redobló el odio en mi corazón

Y fue la causa de mi desgracia y de mi pérdida.

 

Durante diez años me has dado quebraderos de cabeza,

Me has hecho pasar cinco en prisión;

No me habéis socorrido ni aun estando a punto de morir,

¿Quién puede soportar una esposa así a su lado?

 

        Esos diez años no los has sufrido por mí,

        La causa fue mi señor tío.

        Si no se hubiese manifestado en mí lo que ha llegado,

        Hubieses terminado tu vida en prisión.

 

Querido esposo, he faltado contra ti,

No puedo negarlo, a la vista está el fruto;

Pero si hubieses tenido paciencia

Era un mal que podía haberse curado.

 

Es don de las mujeres ser siempre vírgenes

Mientras no prenda la semilla sembrada;

Viendo lo que ha producido la mía

Bien tonto fui al tomarla por mujer.

 

Señor Haritxabalet, señor párroco,

Usted no tiene a su sobrina por culpable,

Quizá lo crea al ver su obra,

Usted actuado de lacayo de un rufián.

 

Me has hecho sufrir grandemente

Los enemigos en mi casa y yo en la cárcel.

Ellos disfrutando de lo poco que yo tenía, durmiendo en mi cama,

deshonrándome tranquilamente.

 

Leal padre mío, al igual que mis hermanos,

Os habéis enriquecido a costa de mi desgracia,

Abriéndome procesos y inventándome culpas,

Robándome así mis propiedades.

 

Me llevaron ante el juez:

De dieciséis testigos ocho eran falsos.

El señor juez le hizo caso a ellos

Y así me han perdido para siempre.

 

También tú, Justicia, eres injusta:

Los poderosos libres, los débiles culpables,

Así suelen ser tus juicios,

Vendes tu conciencia por dinero.

 

Considerad, jóvenes, mi triste suerte,

Si vais a casaros que no os hagan esclavos,

No toméis una mujer como la mía

Es mejor haceos curas o meteos soldados.

 

Mucho he hablado contra mis enemigos

Aunque no he dicho una sola mentira,

También tengo yo sin duda mis defectos,

Dios no ha creado a nadie que no los tenga.

 

Adios hijos míos, inocentes sin culpa,

Esclavizados por vuestro padre y vuestra madre.

No sigáis el ejemplo de vuestros padres

Cumplid fervorosamente la ley de Cristo.

 

Vosotros que lo perseguís para detenerlo,

No busquéis a Etxahun en Barkoxe.

Se encuentra en Igelu componiendo sus canciones,

No hay mejores pastos en toda Zuberoa.

 

 

Traducción: Jon Mirande / Jon Etxaide / Koldo Izagirre

Versión original: MÜNDIAN MALERUSIK

 

© Etxahun    

© Traducción: Jon Mirande / Jon Etxaide / Koldo Izagirre    

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