Jose Maria Iparragirre
(1820-1882)
Se cuenta de él que escapó de casa cuando tenía quince años para enrolarse en el primer alzamiento carlista (1833-1839) en defensa de los fueros vascos. Tras la derrota se exiló en Francia, donde leyó a Lamartine y Chateaubriand. Su voz y su guitarra le llevaron hasta la famosa soprano Caroline Duprez, de la que fue amante. Participó en la revolución republicana de 1848, y fue expulsado de Francia. Recorrió Italia, Suiza, y Alemania, afincándose por unos años en Londres. Perdonado por el gobierno español, recibe un pasaporte. Aparece en Madrid en 1953, donde canta su Gernikako Arbola ante la colonia vasca. La canción se convierte rápidamente en el himno de los vascos. Su autor es apresado y desterrado. Se exilia al País Vasco Norte, donde embarca para América. Mientras, el País Vasco Sur vuelve a alzarse por sus fueros y el himno de Iparragirre se hace inmortal. Con sus melodías de influencia francesa e italiana y sus letras sencillas y directas, Iparragirre fue el poeta civil del siglo XIX.
EL ARBOL DE GERNIKA
Jose Maria Iparragirre , 1853
Bendito es el Arbol de Gernika,
amado por todos los vascos.
Da y extiende tu fruto por el mundo,
te adoramos, Arbol sagrado.
Hace unos mil años que se dice
que Dios plantó el Arbol de Gernika.
Manténte en pie ahora y siempre,
si caes estamos perdidos.
No caerás, Arbol querido,
si la Junta de Bizkaia se porta.
Nos uniremos a ti las cuatro provincias
para que viva en paz la grey vasca.
Arrodillémonos todos para pedir al Señor
que nuestro Arbol viva para siempre.
Y si se lo pedimos de corazón,
el Arbol vivirá ahora y siempre.
En el País Vasco todos sabemos
que han planeado tumbar el Arbol.
Ea, paisanos, esta es nuestra hora,
mantengámoslo en pie sin que se caiga.
Vivirás siempre en primavera,
antigua flor sin mancha.
Apiádate de nosotros, querido Arbol,
danos tu fruto sin perder mas tiempo.
El Arbol nos responde que vivamos alerta
y que se lo pidamos a Dios con fervor.
No queremos gerra, sino paz duradera
para que se respeten nuestras rectas leyes.
Pidamos a Dios nuestro Señor
que nos conceda paz ahora y siempre,
y que dé también fuerza a tu tierra
y su bendición al Pueblo Vasco.
Traducción: Koldo Izagirre
Versión original: GERNIKAKO ARBOLA
© Jose Maria Iparragirre
© Traducción: Koldo Izagirre